Las Islas Canarias tuvieron una importancia vital en el viaje de Cristóbal Colón hacia el Nuevo Mundo. Además de ser el último puerto de Europa del que zarparon las carabelas, fueron un punto de repostaje en todos los sentidos. La riqueza natural de las islas, la calidad de su agua potable y la calidez de sus habitantes hicieron que la expedición se instalara durante varias semanas para reponer fuerzas antes de emprender la larga travesía.
Hacia el nuevo mundo
El 3 de agosto de 1492, las carabelas Santa María, La Pinta y La Niña zarparon de Palos de la Frontera con destino a las Islas Canarias, el último puerto antes de partir en busca de una ruta alternativa hacia Las Indias.
Llegaron a las islas el 9 de agosto, donde aprovecharon para acabar de acondicionar las naves y reclutar algunos marineros canarios conocidos por su destreza y conocimientos de las aguas. Por fin, el 6 de septiembre, la expedición de Cristóbal Colón parte con destino a las costas orientales de Asia.
El 12 de octubre de 1492, tras 36 días de viaje, el marinero Rodrigo de Triana canta desde lo alto de La Pinta el esperado “tierra a la vista”. Pero no fue el continente asiático el que pisaron, sino un nuevo mundo. Cristóbal Colón había cambiado el curso de la historia.
La influencia de las Islas Canarias en América
Dos circunstancias convirtieron a las Islas Canarias en zona de paso obligatorio en la ruta hacia el Nuevo Mundo: estar en el centro de las corrientes de los vientos alisios y ser el último bastión occidental de Europa. Desde que Colón se percatara de ambas, la historia de las Islas Canarias y la de América han estado estrechamente ligadas.
Desde las Islas Canarias partieron las primeras semillas de caña de azúcar y platanera hacia Las Indias. Lo mismo ocurriría con el cerdo, la cabra, el perro y la oveja, que pronto se extenderían también por las Antillas. La papa americana, sin embargo, pasaría por las Islas Canarias, donde se aclimató rápidamente antes de ser exportada a Europa.
Además, muchos canarios acabaron embarcándose en los viajes con los que terminarían fundando ciudades como Buenos Aires, en 1536, o Santa Marta, Caracas, Montevideo y La Habana, donde todavía hoy su influencia es palpable.
Gran Canaria
Está levantado sobre la antigua casa del gobernador, al que Cristóbal Colón pidió ayuda para reparar La Pinta de los daños sufridos en la travesía desde la península. Este edificio, de gran valor histórico, conserva zonas originales del siglo XVI. Solo con pisarlo uno puede trasladarse a la época de los grandes descubrimientos y conocer de forma didáctica todo lo que aconteció en torno al primer viaje a América y a la influencia de las Islas Canarias en este hito
La Gomera
La Casa Colón de La Gomera es el lugar ideal para descubrir por qué el marino genovés sentía debilidad por esta isla. El abundante material arqueológico e histórico conservado permite recorrer La Gomera de la época y conocer el papel fundamental de sus habitantes en el descubrimiento. Además, el museo está instalado en una bella casona de arquitectura canaria del siglo XVII, rehabilitada respetando al máximo el diseño original. Es el marco excepcional para conocer todos los secretos en torno al descubrimiento que cambió la historia.
Colón en La Gomera, una ruta para descubrir al descubridor.
Se dice que Cristóbal Colón quedó fascinado la primera vez que pisó la isla de La Gomera. Incluso existe una leyenda que cuenta que en la ciudad de San Sebastián, la capital de la isla, vivió su gran historia de amor con la señora de la isla, Beatriz de Boadilla.
Una ruta por La Gomera de Colón no podría comenzar en otro lugar que no fuese la Torre del Conde, donde los isleños comentaban que los enamorados se veían a escondidas. Hoy es uno de los monumentos más visitados de la isla que conserva en su interior una interesante exposición cartográfica.
A pocos metros de ella se encuentra la Casa de la Aguada, la primera vivienda de los señores de la isla. Se cuenta que Colón extrajo de su pozo el agua para su primer viaje y que muy cerca de allí, en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la iglesia matriz de La Gomera, fue a rezar para pedir que su viaje fuese un éxito.