Los aborígenes canarios fueron unos pueblos de origen bereber que habitaron las Islas Canarias hasta la conquista del Reino de Castilla entre los años 1402 y 1496. Aunque todos los pueblos tenían raíces comunes, cada isla tenía sus propias leyes y costumbres, lo que a menudo ocasionaba enfrentamientos entre poblados.
Se calcula que los primeros pobladores debieron llegar a las islas alrededor del siglo V a.C., por lo que durante casi 2.000 años los aborígenes vivieron de manera aislada en el archipiélago, creando una cultura propia y un estilo de vida adaptado a un entorno salvaje y volcánico.
Los pueblos aborígenes canarios
Los aborígenes canarios fueron el único pueblo nativo que habitó en la región de La Macaronesia. La mayoría vivía en cuevas, aunque en Lanzarote y Gran Canaria se han encontrado restos de poblados, con una economía basada en la caza y la ganadería o, en casos puntuales, en la agricultura. Animales autóctonos como la cabra y la oveja jugaron un papel fundamental en su subsistencia, ya que además de queso, mantequilla y carne, les proporcionaban pieles para vestirse y huesos para elaborar herramientas. Los aborígenes canarios son un ejemplo de desarrollo en un hábitat extremo que hoy se puede conocer de cerca gracias al importante legado y rastro arqueológico conservado.
Muestras del pasado aborigen
El parque arqueológico Cenobio de Valerón, en Gran Canaria, está compuesto por un enorme granero colectivo que los aborígenes grancanarios utilizaban para almacenar los cereales. El conjunto cuenta con más de 300 silos (cuevas) horadados en la roca blanda e interconectados entre sí a varios niveles. Puedes visitarlo por libre, paseando a tu aire por esta obra de ingeniería prehistórica mientras te sumerges en el patrimonio cultural de la isla, o contratando un guía que explique todos los secretos de esta construcción.
Arte aborigen
La Cueva Pintada es uno de los yacimientos arqueológicos más relevantes de las islas. El conjunto está compuesto por un caserío que rodea una caverna excavada en la roca. Para acceder a ella, primero es necesario atravesar una pasarela que discurre sobre las ruinas del antiguo poblado desde donde se observa cómo se organizaban y distribuían las antiguas viviendas. Una vez dentro de la cueva, se pueden contemplar los motivos geométricos que decoran sus paredes, un claro ejemplo de las representaciones artísticas de la época que, gracias a la cúpula de cristal que protege toda la bóveda, pueden examinarse con minuciosidad.
Momias en las Islas Canarias
Al igual que otras civilizaciones, los aborígenes de las Islas Canarias también practicaron el rito funerario de la momificación. Diversos estudios han demostrado que su técnica y grado de perfección alcanzó niveles comparables a los de la cultura egipcia. Aunque este ritual fue costumbre solo entre los aborígenes de Tenerife (guanches) y Gran Canaria (canarios), a día de hoy las momias están consideradas el mayor vestigio de la cultura aborigen.
Puedes verlas de cerca haciendo una visita al Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife (Museo Arqueológico) donde se conservan hasta 140 restos embalsamados y 12 momias completas entre las que se encuentran las más antiguas de las islas, con más de 17 siglos de antigüedad.
Cultura muy presente
Aunque a partir de la conquista castellana del siglo XV la presencia aborigen en las islas fue disminuyendo, las diversas labores de investigación y la conciencia cultural de hoy en día han contribuido a que la cultura aborigen siga estando muy presente en todas las islas. Así, en La Palma (benahoaritas), encontramos el parque arqueológico de Cueva de Belmaco, con diferentes yacimientos. Junto a ellos El Julan, en el Hierro (tierra de bimbaches), el Museo Arqueológico de La Gomera (gomeritas), el Museo Canario de Gran Canaria (canarios) y restos en Lanzarote y Fuerteventura (majos), cuentan también con un amplio legado que te acercarán al pasado más remoto de las Islas Canarias