Una vez nos adentramos en las islas y dejamos atrás sus playas paradisiacas, el archipiélago canario ofrece una rica y sorprendente variedad de espacios naturales. Bosques milenarios, volcanes espectaculares, dunas increíbles… La naturaleza de las Islas Canarias es un auténtico tesoro y, como tal, se encuentra especialmente protegida.
Las Islas Canarias cuentan con uno de los ecosistemas más valiosos del mundo, por eso el 40% del archipiélago está catalogado como espacio natural protegido. Parte de ese territorio corresponde a sus cuatro fantásticos parques nacionales. No en vano, Canarias es la región de España que más parques nacionales alberga.
Más allá de su alto valor natural, los parques nacionales de las Islas Canarias conforman un extraordinario patrimonio que es producto del carácter volcánico del archipiélago.
Parque Nacional del Teide
La isla de Tenerife acoge el parque nacional más visitado de España y uno de los más visitados del mundo: el Parque Nacional del Teide. El tercer volcán más alto del planeta y punto más alto de la geografía española es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y los paisajes. Accesible a pie, a través de un recorrido de seis horas por senderos espectaculares, o en un cómodo teleférico que realiza el trayecto en apenas ocho minutos, ofrece unas vistas impresionantes de toda la isla. Incluso en días muy claros y despejados pueden verse las más cercanas: La Palma, La Gomera y Gran Canaria.
Declarado en 2007 Patrimonio Mundial por la Unesco, el parque alberga numerosas especies endémicas de flora y fauna canaria, así como importantes yacimientos arqueológicos de los primeros pobladores de las Islas Canarias, los guanches.
Parque Nacional de Timanfaya
Sobre las impactantes tierras rojizas y negras de la isla de Lanzarote, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1993, se asienta el Parque Nacional de Timanfaya. De origen volcánico, en sus más de 5.000 hectáreas hay más de 25 volcanes de una belleza insólita que pueden visitarse a pie, en autobús o a los lomos de los camellos, en un agradable paseo que dura poco más de 25 minutos. Debido a que aún presenta actividad volcánica, en algunos puntos de su superficie ‒muy populares entre los turistas‒, es posible sentir el calor que desprenden las rocas y arenas de colores.
Es un territorio prácticamente virgen, sin apenas intervención humana, en el que se descubren paisajes alucinantes que parecen de otro planeta. Estar en las Montañas del Fuego de Lanzarote es casi como pisar Marte. Auténticos paisajes de ficción que han aparecido en numerosas películas, como ‘Moby Dick’, de Ron Howard.
Parque Nacional de Garajonay
El gran tesoro natural de la isla de La Gomera es este parque nacional, que toma su nombre de la romántica leyenda aborigen de Gara y Jonay, los Romeo y Julieta canarios, que se lanzaron desde lo más alto de la montaña por amor. En este frondoso y húmedo bosque de laurisilva, de los pocos que se conservan en el mundo, abundan el musgo y el helecho, que crecen a su antojo entre neblinas. Un lugar mágico con una red de senderos muy accesible que se abre paso entre impresionantes árboles milenarios.
Patrimonio Mundial por la Unesco en 1986 y Reserva de la Biosfera junto con el resto de la isla de La Gomera, el parque tiene una extensión de casi 4.000 hectáreas, en cuyo interior se encuentran el área recreativa de Laguna Grande o el popular centro de visitantes Juego de Bolas.
Parque Nacional de la Caldera de Taburiente
El corazón de La Palma es un corazón verde. El centro de la isla es una impresionante hendidura de aproximadamente ocho kilómetros de diámetro y hasta un kilómetro y medio de profundidad. Una estructura singular que da nombre a la Caldera de Taburiente. De origen volcánico, sus profundos barrancos y su frondoso bosque de pino canario están arropados por espectaculares cascadas y caídas de agua.
En su interior, además del pino canario, hay jaras, amagantes y brezos. En la cresta del cerro rocoso que rodea la caldera se encuentra el observatorio astrofísico del Roque de los Muchachos. La isla, designada en su totalidad Reserva Mundial de la Biosfera en 2002, es uno de los tres mejores lugares del mundo para la observación de estrellas.