Un terremoto seguido por un crujido y, por último, una explosión. Así fue cómo los vecinos del valle de Aridane notaron que un nuevo volcán había nacido desde el interior de la Tierra. Un rugido mayúsculo cambió la historia de La Palma y le dio un nuevo rumbo a su paisaje, su orografía y a la vida de sus habitantes.
Aunque sorprendente, no es algo nuevo. Este fenómeno viene sucediendo desde hace tres millones de años, cuando la isla surgió desde el fondo del océano, hasta nuestros días. De hecho, la anterior erupción en la isla ocurrió hace 50 años. Por este motivo La Palma es conocida como la ‘Tierra de Volcanes’.
El origen de La Palma y el archipiélago canario
El origen volcánico de las Islas Canarias es debido a su ubicación, al borde de la placa continental africana y la corteza oceánica del Atlántico Norte. La primera en emerger fue Fuerteventura, aunque todas surgieron hace unos 35 millones de años, en el Oligoceno, debido al ascenso del magma a través de las fracturas que conectan el interior del planeta con la superficie.
El proceso de creación es tan sencillo como fascinante. Con el paso de los siglos, las lavas de las erupciones submarinas se han ido acumulando hasta emerger sobre el nivel del mar, dando lugar a diferentes y muy variados volcanes en la superficie. El proceso tarda millones de años y, de hecho, sigue todavía vigente con erupciones principalmente basálticas que dan como resultado pequeños volcanes de tipo estromboliano.
El significado de los volcanes para los antiguos aborígenes
En la cultura de los antiguos aborígenes canarios existía una entidad maligna que acechaba las Islas Canarias. Algo comparable al demonio y que recibía el nombre de Guayota. Los aborígenes relacionaban a esta figura con el fuego, los procesos volcánicos y la destrucción que dejaban a su paso. Este habitaba dentro de la tierra, especialmente en el Teide, que era considerado como el mismísimo infierno.
Hasta el siglo XX era común que en las Islas Canarias se emplearan nombres de santos para bautizar a los nuevos volcanes, como es el caso del volcán de San Antonio. Sin embargo, en el último siglo se han hecho más habituales los topónimos aborígenes propios de cada isla para dar nombre a los volcanes que ahí nacen como, por ejemplo, el volcán de Teneguía. La erupción que tuvo lugar el pasado 2021 aún no cuenta con un nombre oficial, aunque cada vez es más común la denominación de Tajogaite, que es el nombre de un lugar cercano a la zona donde surgió este volcán.
El efecto que causó la erupción del volcán de La Palma
A partir del rugido inicial, el volcán inició un proceso eruptivo en el que se encadenaron una serie de reacciones que alteraron el día a día del Valle de Aridane y los municipios cercanos.
Esta erupción llegó a generar una energía de 286,2 teravatios por hora (TWh), una cifra 1.000 veces superior a la usada por La Palma durante todo el año anterior. Por su lado, el chorro de lava del cráter principal llegó a alcanzar los 600 metros de altura, así como la columna piroclástica sobrepasó los 9.000 metros de altitud en algunos momentos.
Cada mínima evolución del volcán suponía un cambio de alto impacto en la zona de influencia, especialmente en las inmediaciones del cono, cerca de las coladas activas y sus alrededores debido a la caída de cenizas y piroclastos. Durante los 85 días que duró la erupción, la isla entera se encontró en una fase de constante cambio y a la espera del final definitivo con la esperanza de iniciar una nueva etapa marcada por la recuperación socioeconómica y el resurgimiento de la flora y biodiversidad en un hábitat natural completamente nuevo.
Agradecimientos a la Dra. Juana Vegas Salamanca, Coordinadora del Grupo de Investigación en Patrimonio y Geodiversidad del Instituto Geológico y Minero de España (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) por la información de este artículo.