Toda la familia disfrutará, aprenderá y se enamorará de Lanzarote siguiendo estos pequeños consejos
Si estás planeando un viaje con niños, Lanzarote es un destino perfecto para disfrutar de unos días de relax o aventura en familia. La naturaleza volcánica de la isla, con sus paisajes lunares, fascinarán a los más pequeños -y no tan pequeños- de la casa. Sin olvidarnos de sus paradisíacas playas, que harán las delicias de toda la familia. Las dimensiones de la isla, con unos 850 km2, facilitan la movilidad y permiten desplazarnos de un punto a otro sin tener que hacer largos trayectos. La suavidad de su clima y la tranquilidad que se respira son otros de los elementos que han convertido Lanzarote en uno de los principales destinos family friendly. Estas son algunas de las visitas que no puedes perderte si estás en la isla. ¡Toda la familia se lo pasará en grande!
Parque Nacional de Timanfaya
Es uno de los Parques Nacionales más visitados de España y, además de contemplar su espectacular paisaje volcánico, producto de las erupciones sucedidas entre 1720-1736 y en 1824, también podremos asistir a las famosas demostraciones que confirman las elevadas temperaturas que se alcanzan a pocos metros de la superficie. Podemos llegar hasta allí en vehículo privado pero, una vez en el interior del Parque, solo podemos visitarlo en el bus oficial del recinto.
Además, en el Parque Nacional tendremos la oportunidad de recorrer y admirar este sobrecogedor paisaje subidos a lomos de un camello, una excursión que hará las delicias de toda la familia, pero especialmente de los más pequeños de la casa. El Echadero de los Camellos se encuentra muy cerca de la entrada al Parque, junto a un pequeño museo que explica la importancia que este animal tuvo en las labores agrícolas de la isla, además de su uso para la carga y como medio de transporte. Desde allí, la caravana de dromedarios asciende por una montaña de colores ocres y rojizos hacia una tierra abrasada por la lava que conforma un paisaje espectacular, de otro planeta.
Caletón Blanco
Esta es una playa perfecta para que los “chinijos”, que así llaman en Lanzarote a los peques de la casa, disfruten de lo lindo mientras sus progenitores pueden relajarse sin tener que estar pendientes de los peligros del oleaje. Y esto es así gracias a la protección que ofrecen las coladas de lava que forman numerosos charcos donde, además de disfrutar de un tranquilo baño, los críos se entretienen escudriñando la vida que surge entre las rocas y las especies que nadan en estas aguas cristalinas, como burgados, cabosos, camarones o cangrejos. La playa, cuya arena de intenso color blanco contrasta con el negro manto del malpaís volcánico, es casi una piscina natural cuando baja la marea, por lo que se convierte en un exótico refugio para seguir viviendo intensas aventuras sin la amenaza del mar abierto.
Costa de Papagayo
Los amantes de la naturaleza tienen en la Costa de Papagayo, en el extremo sur de la isla, un pequeño paraíso para perderse. Se trata de una zona completamente virgen y protegida, que cuenta con pequeñas y tranquilas calas de arenas blancas y aguas cristalinas. Una de las más populares es la de Papagayo, una parada obligada si estás en la zona. No en vano está considerada “la joya de la corona”.
Teguise
Entre los encantadores pueblos de casas blancas que salpican Lanzarote, Teguise es uno de los más pintorescos. Lo ideal es visitarlo en domingo, día en el que se celebra su mercadillo, el más popular de la isla tanto para los turistas como para el público local. Una mañana que podemos aprovechar para comprar artesanía y productos autóctonos. Todo ello amenizado con la música en directo que encontraremos en diferentes terrazas y una zona de ocio infantil con hinchables y varias atracciones. Además, podemos estimular la imaginación de los más pequeños visitando el Castillo de Santa Bárbara, convertido nada más y nada menos que en el Museo de la Piratería.
Parques temáticos
Jugar en el agua, un viaje en el tiempo al lejano Oeste, contemplar las mil y una espinas de los cactus o visitar el acuario más grande de las Islas Canarias son algunas de las experiencias que nos ofrecen los parques temáticos más destacados de Lanzarote.
Las atracciones acuáticas de Acuapark Costa Teguise están diseñadas para que los peques disfruten de un día inolvidable, en el que gigantescos lagos, zigzagueantes toboganes, castillos hinchables y camas elásticas se encargarán de sacarles la sonrisa en todo momento.
Por otro lado, la diversión y el entusiasmo se dan la mano en el Rancho Texas Lanzarote Park de Puerto del Carmen, porque viajaremos en familia al lejano Oeste para aprender a echar el lazo, encontrarnos con las minas de oro y las casas de madera típicas, ¡hasta una reserva india! Sin olvidar la sorpresa que iluminará los ojos de los pequeños al ver de cerca animales exóticos como cocodrilos, mapaches, leones marinos, águilas e, incluso, tigres.
Además, en el Acuarium Lanzarote Costa Teguise viajarán a las profundidades de los fondos marinos a través de un millón de litros de agua, repartidos en 33 acuarios, así como un túnel subacuático donde se puede apreciar la original forma de nadar de los tiburones, y sus mandíbulas. Destacan las especies autóctonas como las morenas, los sargos y las fulas, que nadan junto a especies tropicales como el pez payaso, anémonas, peces globo o dragones de fuego.
Y no se puede olvidar el Jardín de Cactus de Guatiza, en Teguise, diseñado por el artista César Manrique, que por su originalidad despertará la curiosidad de los niños y las niñas. ¡Jamás habrán visto tanta variedad de cactus! En total, el jardín acoge alrededor de 4500 ejemplares de 450 especies diferentes de cactus llegados desde los cinco continentes.
Aventura marítima a La Graciosa
Si queremos que los pequeños no olviden jamás el mar podemos llevarlos de excursión a la isla vecina de La Graciosa. Puede recorrerse en un día, ya que tiene menos de 30 kilómetros cuadrados, pero el trayecto hasta ella es toda una aventura. El ferry zarpa del puerto de Órzola, en el municipio de Haría, aunque también se puede alquilar un catamarán para hacer el recorrido. Sobre las olas podrán sentirse marineros o exploradores de aguas desconocidas mientras la nave se desliza sobre las aguas del océano Atlántico. La Graciosa es un lugar tranquilo y acogedor donde los pequeños podrán corretear por calles libres de asfalto y tráfico, o chapotear en la orilla de la playa de Caleta de Sebo mientras los vigilamos desde la terraza de alguno de los restaurantes disfrutando de un pescado recién capturado. También querrán pasear en bicicleta o bañarse y jugar en la blanca arena de las paradisiacas playas de la más pequeña de las Islas Canarias.
Jameos del Agua
Fue César Manrique quien imaginó y transformó el espacio interior que dejó el desplome del techo de un tubo volcánico -conocido como jameo- por el que corrió la lava procedente del volcán de La Corona en un lugar único en el mundo. Un entorno en el que decidieron abrazarse la naturaleza y el ser humano. Dentro de este tubo volcánico habita el diminuto cangrejo ciego -y albino- conocido como “jameito”, una especie exclusiva de este enclave que hará las delicias de los pequeños, quienes disfrutarán como nadie de este lugar en el que es muy fácil imaginarse la búsqueda de un tesoro.
Cueva de los Verdes
La Cueva de los Verdes forma parte del mismo túnel volcánico que los Jameos del Agua, uno de los más extensos e interesantes del planeta. Los más de seis kilómetros de galería se prolongan desde el cráter del volcán hasta que se adentra en el mar en un tramo submarino de un kilómetro y medio, denominado Túnel de la Atlántida. Un entorno misterioso que nos invita a viajar al interior de la tierra e imaginar qué especies de las que poblaron el planeta permanecen escondidas en este laberinto.