Más de 26 playas con 169 kilómetros de longitud de costa con arena blanca y fina pero también oscura y volcánica frente al océano Atlántico.
Así es Lanzarote, la isla canaria situada al oeste del archipiélago que enamoró al artista de fama mundial, César Manrique, con su paleta de colores infinita y el embrujo del mar en sus paisajes naturales protegidos como sus gentes, de belleza auténtica. Esta isla declarada Reserva de la Biosfera está repleta de rincones mágicos esperando ser descubiertos. Para esta aventura es ideal una ruta por sus pueblos costeros, donde lo único que hay que llevar en la mochila son las ganas de abrirse a nuevas aventuras. ¡Toma nota y déjate seducir!
Es imposible no sentir la fuerza de la naturaleza en las playas paradisiacas de hasta 23 kilómetros, como la de Famara, de origen volcánico. Situada en el municipio de Teguise, el cielo se refleja en la arena húmeda de la orilla para poder pasear entre las nubes. Se trata de un oasis particular con espectaculares olas que hacen la delicia de los amantes del surf.
De hecho, en el acogedor pueblo costero de Caleta de Famara se pueden encontrar varias escuelas para aprender este deporte náutico mientras se disfruta de la desconexión total alejados del mundo y a solas con el mar. Desde sus casitas blancas de carpintería azul, se ven los islotes del Archipiélago Chinijo y el majestuoso Risco de Famara, que se levanta con sus paredes verticales a los pies de la playa del mismo nombre. Contemplar un atardecer viendo como el sol ilumina el Risco y tiñe sus paredes de tonos rojizos y anaranjados es pura fantasía.
Apenas existen calles asfaltadas, sus callejones de arena y el silbido del viento acompañado del incansable romper de las olas hacen de este pueblo un lugar hermoso a la vez que indómito. Por eso, es importante tener en cuenta las corrientes y la bandera que ondee en la playa. Cuando haya bandera roja es mejor mimar el estómago y darse un homenaje saboreando el pescado fresco como la morena recién pescada y crujiente, que forma parte del recetario tradicional canario.
En Teguise podremos visitar también varios pueblos con apacibles rincones y bellos paisajes como Costa Teguise. Con playas de arena blanca y agua cristalina como Las Cucharas, El Jablillo y Bastián, este municipio costero cuenta además con un Acuario para conocer con detalle los fondos marinos de Canarias y un parque acuático para que los más pequeños disfruten de las atracciones del ocio en el agua con mayor protección.
Lanzarote es calma y silencio, pero también un sinfín de actividades, porque es un lugar donde se hace posible todo lo que apetezca. Su capital, Arrecife, es el puerto de entrada de los visitantes que llegan a la isla en un crucero o en ferry. Capital de Lanzarote desde la segunda mitad del siglo XIX, Arrecife es visita obligada para todos aquellos que llegan a la isla con ganas de descubrir rincones con encanto. En pleno corazón de la localidad se encuentra el Charco de San Ginés, un entrante de agua de mar en torno al cual surgió el primer núcleo de pescadores de la isla. Remodelado en base a un proyecto de César Manrique, actualmente el Charco se utiliza para fondear pequeñas embarcaciones y en su entorno encontramos una variada oferta de bares y restaurantes que lo convierten en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad. También dispone de una amplia oferta cultural como el Centro de Innovación Cultural El Almacén o el Museo Internacional de Arte Contemporáneo ubicado en el monumental Castillo de San José.
Siguiendo hacia el norte, el pueblo pesquero de Arrieta, en el municipio de Haría, es otro de los puntos costeros que merecen una visita. Esta encantadora localidad es el lugar ideal para olvidarse de todo alejado del bullicio y sanar las heridas del estrés con paseos tranquilos por sus callejuelas. Sobresale por la belleza de su entorno natural, con playas como la de La Garita, de arena, y el Charcón, una bellísima cala con aguas muy tranquilas.
Dentro de la localidad, pero en el extremo norte, se encuentra el pueblo costero de Órzola, puerto pesquero y el único punto de la isla desde el que parten las embarcaciones hacia la vecina isla de La Graciosa, la más pequeña, tranquila y virgen de las Islas Canarias.
En Haría se encuentra también el pintoresco enclave de Punta de Mujeres, lugar preferente para familias por sus agradables piscinas naturales y calas. El lugar también es fantástico para bucear y sus aguas cristalinas son una delicia para practicar el snorkel o pescar y nadar sin preocupaciones.
Camino hacia el sur llegaremos a Playa Blanca, una localidad costera perteneciente al municipio de Yaiza, en cuyos alrededores los amantes de la naturaleza encontrarán un auténtico paraíso: las espectaculares playas de Dorada, Flamingo y Papagayo, flanqueadas por la formación volcánica de Los Ajaches, resultan un paisaje fascinante. Si tenemos tiempo, también podemos embarcarnos para conocer la cercana isla de Fuerteventura, mediante un trayecto de unos 25-35 minutos en el ferry que zarpa desde esta localidad.
El Golfo, pequeño pueblo pesquero también situado en el municipio de Haría, es uno de los más peculiares de Lanzarote. Ubicado en el Parque Natural de Los Volcanes, paisaje volcánico que rodea al Parque Nacional de Timanfaya, posee una playa de grava y arena oscura y el conocido como lago verde, el Charco de los Ciclos, una pequeña bahía que bien podría figurar entre los paisajes de un planeta extraterrestre. Se trata del cráter de un volcán que ha sido invadido parcialmente por el océano. Los caminos y pistas de lava prensada que lo rodean son el lugar perfecto para los runners aventureros que buscan un nuevo reto con el que entrenarse con más de diez kilómetros de puesta a punto.
Si decidimos poner rumbo hacia el sureste, nos encontraremos con la localidad de Puerto del Carmen, uno de los principales centros turísticos de Lanzarote. Playas de ensueño, deportes marítimos, rutas de senderismo, una amplia oferta gastronómica y de tiendas… todo esto y mucho más es lo que ofrece esta localidad, la parada perfecta para pasar una divertida jornada en familia o con amigos. Desde un relajante baño en Playa Chica o Los Pocillos, hasta practicar submarinismo en el Veril de la Tiñosa (Playa Chica) para contemplar las especies que habitan sus aguas cristalinas e incluso ver barcos hundidos, o realizar un agradable paseo por sus 20 kilómetros de carril bici. Para todos los gustos y aficiones, en Puerto del Carmen habrá una opción.
La sal de la vida recorre el cuerpo con la brisa en los pueblos costeros de Lanzarote, un tesoro de la naturaleza para recordar que habitar en ella y visitarla es un viaje al corazón de la tierra y de quien la disfruta. Porque hay más que vivir, siempre hay más cuando se explora el paraíso siguiendo la línea del horizonte con las ganas y el bañador en la mochila.