Desde el descubrimiento de América hasta nuestros días, las Islas Canarias se han convertido en la puerta marítima natural entre Europa, África y América. Ese continuo ir y venir de navegantes ha derivado en una excelente relación de los habitantes del archipiélago con el mar y la navegación. Por eso es mundialmente conocida la larga tradición náutica del archipiélago.
Desde 1942 hasta nuestros días
El descubrimiento de América y los vientos alisios, determinantes en el siglo XV para la navegación a vela, convirtieron las Islas Canarias en el epicentro del Atlántico. El archipiélago se convirtió en parada obligatoria para los barcos que realizaban la nueva ruta hacia América. Por las costas de las Islas Canarias fueron dejando huella multitud de pueblos navegantes. Prueba de ello es la influencia de la vela latina en sus tradicionales embarcaciones, conocidas como botes o barquillos.
Además de esa privilegiada ubicación geográfica, el carácter insular y el excelente clima fueron claves para el desarrollo de la navegación en las Islas Canarias. La vela se practica como deporte, pero también como forma de ocio y entretenimiento, gracias al excelente entramado de marinas y servicios náuticos existentes en casi todas las islas.
El prestigio internacional de sus regatistas, la celebración de competiciones internacionales y el punto de partida de importantes regatas transoceánicas son muestra de la larga tradición náutica que arrastra el archipiélago.
De la navegación al deporte de la vela
Los inicios deportivos de la vela en las Islas Canarias datan de principios del siglo XX. Y vienen determinados por la aparición de los clubes náuticos o de regatas en la isla de Gran Canaria, La Palma y Tenerife. Pero estos clubes aparecieron gracias al desarrollo de los puertos insulares a finales del siglo XIX, que dieron abrigo y refugio para que la vela pudiera desarrollarse con seguridad, evitando así la dureza de los vientos y el mar que desprendía el Océano Atlántico.
El primero en constituirse fue el actual Real Club Náutico de Tenerife, el 26 de diciembre de 1902 bajo el nombre de Club Tinerfeño. En 1903 se fundaría el Real Nuevo Club de La Palma y en 1908 el Real Club Náutico de Gran Canaria. Estas tres entidades se convirtieron, sin lugar a dudas, en las grandes impulsoras de la vela como deporte. En ellas se celebraron las primeras competiciones oficiales, fomentaron la creación de regatas entre las islas y se esmeraron en formar nuevos regatistas a través de sus escuelas de vela.
De la tradición al deporte popular
La vela latina canaria es un elemento destacado en la tradición náutica de las Islas Canarias por su particularidad, que la hace única en el mundo. Se encuentra arraigada sobre todo en las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife. Esta modalidad de navegación nació a finales del siglo XIX y principio del XX al amparo del desarrollo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, a raíz de la construcción del puerto.
Los botes impulsados por una vela triangular eran utilizados en sus inicios para hacer traslados de víveres y personas entre los barcos fondeados en el puerto de Las Palmas y la ciudad. Con el tiempo, se popularizaron las regatas entre estas embarcaciones para ver quién llegaba antes a los barcos. La primera competición de botes documentada como regata regulada se celebró en 1904 en las fiestas del barrio pesquero de San Cristóbal. Dos años antes, en 1902, ya se habían celebrado algunas competiciones de estas embarcaciones en las fiestas de La Naval.
Con la aparición del Real Club Náutico de Gran Canaria, las regatas de vela latina se consagraron. La nueva entidad ayudó en el desarrollo de su primer reglamento, apoyó la celebración de las competiciones e impulsó el deporte hasta su consolidación.
Aunque ha tenido algunos períodos complicados, la vela latina ha conseguido mantenerse viva hasta la actualidad. Hoy en día, bajo el amparo de la Federación Canaria de Vela Latina Canaria, se celebran todos los años las competiciones oficiales con la participación de numerosas embarcaciones. Los botes se han convertido en una seña de la tradición náutica de Las Palmas de Gran Canaria.
Del entretenimiento al reconocimiento internacional
Con el paso de los años, las Islas Canarias se convirtieron en un referente mundial en el mundo de la vela de alta competición. Siete medallas de oro, 28 regatistas olímpicos y numerosos campeonatos del mundo y europeos lo acreditan. Sus excelentes condiciones de viento y olas, el buen clima y unas instalaciones de primera convirtieron el archipiélago en cuna de regatistas de reconocido prestigio internacional.
El Real Club Náutico de Gran Canaria es la entidad deportiva en el ámbito de la vela ligera con el mayor número de títulos en el mundo. Sus regatistas han conseguido siete medallas de oro olímpicas, 60 títulos de Campeones del Mundo, 2 medallas de oro de la ISAF, 36 campeonatos de Europa y 349 campeonatos de España.
Además, las Islas Canarias acogen cada año entrenamientos de equipos olímpicos de diferentes países. Buscan en el archipiélago no solo las buenas condiciones de mar y viento, sino las bondades del clima que les permite alargar durante más horas las jornadas de entrenamiento. A esto hay que sumar la celebración de forma continuada de pruebas internacionales. Los clubes y entidades vinculadas a la vela se esmeran cada año en la organización de regatas de carácter internacional.
De zona de paso a regatas transatlánticas
El punto de partida que convirtió las Islas Canarias, tras el descubrimiento de América, en puerta del Atlántico se mantuvo vigente durante siglos. A lo largo de todos esos años, el archipiélago siguió recibiendo visitas de navegantes que recalaban en los puertos para aprovisionar sus embarcaciones antes de emprender la travesía por el Atlántico.
Con la aparición de la vela como ocio y deporte, muchas embarcaciones no comerciales también encontraron en los puertos de las islas el abrigo necesario. Estos emplazamientos fueron creciendo y adaptándose a las necesidades de los nuevos navegantes.
Y así llegaron las primeras regatas transoceánicas con salida desde las Islas Canarias. La más importante, por antigüedad y número de participantes, es la Atlantic Rally for Cruisers, conocida popularmente como la ARC. Considerada el mayor evento de navegación transoceánica del mundo, parte cada mes de noviembre desde la Marina de Las Palmas de Gran Canaria.